“Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red” (Lucas 5:5).
Es muy probable que todos nos hayamos sentido como Simón en esta situación. Simón y sus compañeros pescadores habían pasado toda la noche trabajando, luchando y dudando de poder pescar algo. Ahora bien, este relato de las Escrituras es interesante porque Simón no era un principiante en lo que respecta a la pesca. Era su medio de vida. Si alguien sabía lo que estaba haciendo, era él. Entonces, cuando Jesús habló directamente a Simón: “…Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.” (Lucas 5:4), me imagino que tenía algunas dudas. Quizás pensó que de esto no saldría nada.
¿Con qué frecuencia permitimos que la duda entre en nuestras mentes, cuando Dios nos pide que simplemente sigamos a Su Espíritu y confiemos en Él? ¿Alguna vez has dicho: “¿Señor, ya hice esto? ¿Quieres decirme que esta vez va a ser diferente? Bueno, resulta que para Simón y todos los que estaban en el barco, fue diferente. Jesús estaba en escena, y estaba allí para enseñarles una lección mientras glorificaba al Padre.
“Cuando echaron las redes como Jesús había ordenado, dice que “…encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía.” (Lucas 5:6).
No sólo capturaron suficientes peces para llenar sus redes, sino que capturaron tantos que sus redes se rompieron y tuvieron que llamar a otro barco para que los ayudara. Tal como lo hizo Simón, descubriremos que cuando somos obedientes a la Palabra de Dios y a Su Espíritu, Él hará llover sobre nosotros bendiciones sobre bendiciones, hasta el punto de que rebosará sobre aquellos que están a nuestro alrededor.
En este relato, Jesús no sólo mostró Su poder, sino que dejó claro que sin Él no podemos hacer nada. Si no tenemos el Espíritu Santo en todo lo que hacemos, no tendrá sentido. El Espíritu es todo. Nos da palabras para decir, guía nuestros pasos y convence los corazones del hombre. Nosotros, como cuerpo de creyentes, Podemos darnos el lujo de “hacer” todo lo que Él dice. Debemos, como escribió el obispo R.O. Covey en su libro Delving the Depths, “considerar sus [nuestros] caminos”.
Como acabamos de comenzar un nuevo año calendario, doy gracias a Dios por más oportunidades para “lanzarnos hacia lo profundo”.. Quiero animarnos a todos a lanzarnos con nuestra oración y ayuno. Sé que todos hemos ayunado y orado antes, pero debemos continuar lanzándonos más profundamente. Esto puede requerir que oremos más intensamente o que ayunemos más tiempo. El Espíritu Santo nos dirigirá cuando estemos en sintonía con Su Espíritu. No podemos permitir que las dudas o las distracciones nos quiten nuestra vida de oración. Simón y los que estaban con él quedaron asombrados del milagro que hizo Jesús. Dios ya se ha probado ante nosotros, por lo que no tenemos motivos para dudar de Él, incluso cuando nos dice que hagamos algo que hemos hecho antes o que nunca hemos hecho antes.
“10…No temas; desde ahora serás pescador de hombres. 11 Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron.” (Lucas 5:10, 11).
Jesús les dijo a estos hombres que no temieran y que de aquí en adelante debían ser pescadores de hombres. Esto todavía se aplica a nosotros hoy, los jóvenes. Sé que este mundo presente está lleno de pecado y oscuridad y que se pueden sentir que eres el único que desea servir a Dios en un mar de personas. Quiero animarlos y hacerles saber que este no es el caso, hay quienes que buscan la verdad, quienes buscan encontrar algo que pueda quitarles el dolor y llenar sus corazones vacíos. Simplemente tenemos que seguir al Espíritu Santo y echar nuestras redes cuando y donde Él nos diga. ¡Hay grandes cosas reservadas para el pueblo de Dios, si tan sólo desechamos nuestras dudas y nociones preconcebidas y lanzarnos a lo profundo!