Manteniendo la Fe

Introducción

Saludos a esta 119na Asamblea General, de la Iglesia de Dios de los últimos días de este lado de la Edad Oscura. Hoy presento humildemente este Mensaje Anual a todos los miembros y amigos, así como a todos los visitantes, con gran respeto, temor y temblor de nuestro eterno Dios todopoderoso.

El tema del año pasado, “Comprometidos,” proviene de 2 Timoteo 1:12-14. Comencemos este mensaje con el versículo 11, donde Pablo le dice a Timoteo exactamente quién es él:

11 Del cual yo soy puesto predicador, y apóstol, y maestro de los Gentiles.

12 Por lo cual asimismo padezco esto: mas no me avergüenzo; porque yo sé á quien he creído, y estoy cierto que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.

13 Retén la forma de las sanas palabras que de mi oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús.

14 Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que habita en nosotros.

Hay doce palabras que resaltan en las Escrituras anteriores. Si se juntan, nos dicen: Guardar y Retener en nuestra fe y amor; Mantener a través del Espíritu Santo. Es claro para mí ver que el Espíritu Santo nos está diciendo (a la Iglesia de Dios) que debemos Mantener la fe sin importar lo que se nos presente. ¿Por qué? Será nuestra Fe la que nos sostendrá, nos guardará y nos librará de todo el mal que hay en este mundo. Además, creo que algo que vale la pena conservar también es algo a lo que vale la pena aferrarse. Es por eso que Pablo anima a Timoteo en nuestro tema bíblico:

Manteniendo la fe y buena conciencia, la cual echando de sí algunos, hicieron naufragio en la fe:

(1 Timoteo 1:19)

Cuando tenemos o mantengamos la fe que necesitamos en la Palabra de Dios, estaremos preparados para pelear la buena batalla de la fe. Podemos tener el testimonio de Pablo cuando dijo:

7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.

8 Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo á mí, sino también á todos los que aman su venida.”

(2 Timoteo 4:7, 8)

Si deseamos esa corona de justicia, es muy importante que entendamos la diferencia entre las frases Mantén la fe y Manteniendo la fe.

La expresión Mantén la fe puede ser un mandato o un estímulo. Es una directiva que le dice a alguien que mantenga la esperanza, que siga creyendo en algo o que se mantenga leal a una causa o creencia. Por ejemplo, alguien podría decir: “No importa lo difíciles que se pongan las cosas, mantén la fe.”

La frase Manteniendo la fe se refiere al acto de creer continuamente en algo, mantener la esperanza o permanecer leal en todo tiempo. Por ejemplo: “A pesar de los desafíos que enfrentamos, Ella, la Iglesia, mantiene la fe.”

En resumen, Mantén la Fe se utiliza para alentar u ordenar a alguien que mantenga su creencia o esperanza, mientras que Manteniendo la Fe describe el acto continuo de mantener la creencia o la esperanza.

Aquí está la ironía de todo esto: no podemos conservar la fe si no ponemos en práctica nuestra conservación de la misma.

La Palabra de Dios es muy clara. Es fácil decir o animar a alguien a mantener la fe, ¡pero es algo muy diferente cuando somos llamados a poner en acción el mantenimiento de nuestra fe!

Santiago nos dice:

18 Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras: muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.

19 Tú crees que Dios es uno; bien haces: también los demonios creen, y tiemblan.

20 ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?

21 ¿No fué justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció á su hijo Isaac sobre el altar?

22 ¿No ves que la fe obró con sus obras, y que la fe fué perfecta por las obras?

23 Y fué cumplida la Escritura que dice: Abraham creyó á Dios, y le fué imputado á justicia, y fué llamado amigo de Dios.

24 Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.

25 Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fué justificada por obras, cuando recibió los mensajeros, y los echó fuera por otro camino?

26 Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras es muerta.”

(Santiago 2:18-26).

Iglesia de Dios, se nos ha ordenado y alentado el tiempo suficiente de mantener la fe, ahora es nuestro momento de mostrar al mundo que nosotros, la Esposa de Cristo, estamos “Manteniendo la fe.”

¡¡¡Pongamos nuestra Fe en acción!!!

Entendiendo La Fe

1 ES pues la fe la sustancia de las cosas que se esperan, la demostración de las cosas que no se ven.

2 Porque por ella alcanzaron testimonio los antiguos.

3 Por la fe entendemos haber sido compuestos los siglos por la palabra de Dios, siendo hecho lo que se ve, de lo que no se veía.

4 Por la fe Abel ofreció á Dios mayor sacrificio que Caín, por la cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio á sus presentes; y difunto, aun habla por ella.

5 Por la fe Enoc fué traspuesto para no ver muerte, y no fué hallado, porque lo traspuso Dios. Y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado á Dios.

6 Empero sin fe es imposible agradar á Dios; porque es menester que el que á Dios se allega, crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.

7 Por la fe Noé, habiendo recibido respuesta de cosas que aun no se veían, con temor aparejó el arca en que su casa se salvase: por la cual fe condenó al mundo, y fué hecho heredero de la justicia que es por la fe.”

(Hebreos 11:1-7)

Somos llamados a vivir una vida de fe, confiando en las promesas de Dios y confiando en Su justicia en lugar de la nuestra.

Cualquiera que haya intentado programar cualquier tipo de dispositivo electrónico sabe que existe una diferencia entre poseer algo y comprender cómo funciona. Cualquiera que tenga un mínimo conocimiento de un lenguaje sabe que hay una diferencia entre escuchar palabras y entender realmente sus implicaciones.

La comprensión es un conocimiento hecho íntimo y personal. La Biblia enfatiza que no sólo podemos conocer la verdad espiritual como hechos y doctrina. Sin embargo, es otra cosa muy distinta de tener un entendimiento de la Palabra de Dios en un nivel íntimo y personal. Este tipo de conocimiento de Dios todopoderoso nos dirigirá a una vida transformada.

Manteniendo o sosteniendo a algo de valor requiere que lo comprendamos.

En el libro de Romanos 1:16, 17 Pablo nos dice:

16 Porque no me avergüenzo del evangelio: porque es potencia de Dios para salud á todo aquel que cree; al Judío primeramente y también al Griego.

17 Porque en él la justicia de Dios se descubre de fe en fe; como está escrito: Mas el justo vivirá por la fe.

Manteniendo la fe requiere que avancemos de fe en fe, porque en ella está la justicia de Dios.

La primera fe requiere salvación. La segunda fe requiere una doctrina sólida, que es esencial para mantener la fe. Cuando aceptamos a Cristo, no lo entendimos completamente, pero debido a que creíamos y confesamos nuestros pecados, El es fiel para perdonarnos. Después de que recibimos la salvación, Pablo dice en Colosenses 2:6, 7

6 Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él:

7 Arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis aprendido, creciendo en ella con hacimiento de gracias.

Después de recibir la primera fe, ahora es el momento de pasar a la segunda. Debemos caminar en ella, arraigados y firmes en la fe, abundando siempre en acción de gracias en la obra del Señor.

El primer paso para comprender a Dios es saber que Él nos comprende. Sólo tenemos que preguntar.

David entendió esto cuando clamó a Dios en el Salmo 119:18.

Abre mis ojos, y miraré Las maravillas de tu ley.

Sólo podemos depender de Dios para abrir nuestra mente y así poder comprender Su verdad.

Salomón hizo el mismo clamor,

9 Da pues á tu siervo corazón dócil para juzgar á tu pueblo, para discernir entre lo bueno y lo malo: porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?

10 Y agradó delante de Adonai que Salomón pidiese esto.

11 Y díjole Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, mas demandaste para ti inteligencia para oir juicio;

12 He aquí lo he hecho conforme á tus palabras: he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no haya habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú.”

(1 Reyes 3:9-12)

Dios siempre honrará nuestra oración por una relación más profunda entre Él y Su Palabra. La comprensión genuina y la sabiduría que la acompaña solo llegan cuando somos persistentes en nuestra búsqueda de la verdad. Debemos estudiar Su Palabra.

Proverbios 2:1-6 dice,

1 HIJO mío, si tomares mis palabras, Y mis mandamientos guardares dentro de ti,

2 Haciendo estar atento tu oído á la sabiduría; Si inclinares tu corazón á la prudencia;

3 Si clamares á la inteligencia, Y á la prudencia dieres tu voz;

4 Si como á la plata la buscares, Y la escudriñares como á tesoros;

5 Entonces entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de Dios.

6 Porque Jehová da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.

Cuando comprendemos completamente, producimos el fruto de esa comprensión; porque tal será nuestra naturaleza. Hay un poder de conservación cuando permitimos que la verdad se arraigue y se establezca en nuestro caminar con Cristo. ¡Es imperativo que sigamos avanzando de fe en fe diariamente, si queremos obtener comprensión de Dios todopoderoso!

Cristo mismo da una justa advertencia con respecto a comprender nuestra fe, cuando nos dijo:

18 Oid, pues, vosotros la parábola del que siembra:

19 Oyendo cualquiera la palabra del reino, y no entendiéndola, viene el malo, y arrebata lo que fué sembrado en su corazón: éste es el que fué sembrado junto al camino.

20 Y el que fué sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y luego la recibe con gozo.

21 Mas no tiene raíz en sí, antes es temporal que venida la aflicción ó la persecución por la palabra, luego se ofende.

22 Y el que fué sembrado en espinas, éste es el que oye la palabra; pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas, ahogan la palabra, y hácese infructuosa.

23 Mas el que fué sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y el que lleva fruto: y lleva uno á ciento, y otro á sesenta, y otro á treinta.”

(Mateo 13:18-23)

Entendimiento a Través de Mantener

Para transmitir cómo entendemos las cosas que conservamos, puede centrarse en el concepto de valorar y aprender de nuestras posesiones o valores.

Las cosas que elegimos conservar, ya sean objetos físicos, recuerdos, creencias o valores, tienen un significado y una comprensión importantes. Representan nuestras experiencias pasadas, nuestra identidad y nuestras aspiraciones.

A continuación, se muestran algunas formas en las que obtenemos comprensión de las cosas que conservamos:

Objetos sentimentales—conservamos recuerdos como fotografías, cartas o alguna otra memoria porque nos traen recuerdos de momentos y personas especiales. Estos objetos nos ayudan a comprender nuestra historia personal y las emociones asociadas a ella.

Creencias y valores—los principios y la moral que consideramos importantes guían nuestras decisiones y acciones. Si mantenemos estos valores en primer plano, entendemos nuestro propósito y dirección en la vida.

Conocimientos y habilidades—el conocimiento que adquirimos y las habilidades que desarrollamos con el tiempo se mantienen dentro de nosotros y dan forma a nuestra comprensión del mundo y a nuestra capacidad para navegar en él de manera eficaz.

Recuerdos y experiencias—nuestros recuerdos y experiencias, tanto buenas como malas, se guardan en nuestra mente. Nos enseñan lecciones, nos ayudan a crecer e influyen en nuestras decisiones futuras.

Al mantener estos aspectos cerca, no solo preservamos su valor, sino que también aprendemos continuamente y obtenemos una visión más profunda de nosotros mismos y del mundo que nos rodea.

Esta explicación capta la idea de que las cosas que conservamos no sólo se retienen pasivamente, sino que son fuentes activas de comprensión y aprendizaje.

Aquí hay algunos versículos de las Escrituras que nos darán entendimiento a través del mantenimiento de nuestra fe:

Y persistió en buscar á Dios en los días de Zachârías, entendido en visiones de Dios; y en estos días que él buscó á Jehová, él le prosperó.

(2 Crónicas 26:5)

Dame entendimiento, y guardaré tu ley; Y la observaré de todo corazón

(Salmos 119:34)

El principio de la sabiduría es el temor de Jehová: Buen entendimiento tienen cuantos ponen aquéllos por obra: Su loor permanece para siempre

(Salmos 111:10)

El consejo te guardará, Te preservará la inteligencia:

(Proverbios 2:11)

Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no estribes en tu prudencia

(Proverbios 3:5)

Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, Y que obtiene la inteligencia:

(Proverbios 3:13)

Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; No te olvides ni te apartes de las razones de mi boca;

(Proverbios 4:5)

Sabiduría ante todo: adquiere sabiduría: Y ante toda tu posesión adquiere inteligencia

(Proverbios 4:7)

la paz de Dios, que sobrepuja todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros entendimientos en Cristo Jesús

(Filipenses 4:7)

4 Ninguno que milita se embaraza en los negocios de la vida; á fin de agradar á aquel que lo tomó por soldado.

5 Y aun también el que lidia, no es coronado si no lidiare legítimamente.

6 El labrador, para recibir los frutos, es menester que trabaje primero.

7 Considera lo que digo; y el Señor te dé entendimiento en todo.

8 Acuérdate que Jesucristo, el cual fué de la simiente de David, resucitó de los muertos conforme á mi evangelio;

9 En el que sufro trabajo, hasta las prisiones á modo de malhechor; mas la palabra de Dios no está presa

(2 Timoteo 2:4-9)

En otras palabras, la comprensión a través de nuestras acciones implica un proceso auto motivado de participación en actividades que agradan a Dios, reflexionando sobre las experiencias, recibiendo y aplicando conocimientos, y adaptándonos y aprendiendo continuamente. Este enfoque práctico entre usted y Dios ayuda a desarrollar una comprensión más profunda y práctica de cómo mantener la fe.

15 Procura con diligencia presentarte á Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad.

19 Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor á los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo

(2 Timoteo 2:15, 19)

Conclusión: Manteniendo la Fe — Y Una Buena Conciencia

19 Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor á los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo.

20 Mas en una casa grande, no solamente hay vasos de oro y de plata, sino también de madera y de barro: y asimismo unos para honra, y otros para deshonra

(1 Timoteo 1:19, 20)

La fe y una buena conciencia son fundamentales para llevar una vida significativa y virtuosa. Son como dos pilares que sostienen el carácter y las acciones de la persona. El concepto de tener fe y mantener una buena conciencia es atemporal, trasciende culturas y religiones y está profundamente arraigado en la experiencia humana. Esta reflexión explora la importancia de estos dos principios, su interrelación y cómo se pueden cultivar y sostener en nuestra vida diaria.

La naturaleza de la fe, en esencia, es una confianza profunda en algo superior a uno mismo. Nuestra fe en Dios, el poder supremo, nos otorga la bondad de la humanidad, o fe en los principios y valores que apreciamos. La fe proporciona un sentido de propósito y dirección, actuando como una estrella guía en el camino de la vida. Es una fuente de fortaleza en tiempos de adversidad, ofreciendo esperanza y resistencia cuando nos enfrentamos a los desafíos. Este tipo de fe solo puede provenir de Dios.

Sin embargo, la fe no es una creencia ciega. La fe se nutre de la razón, la experiencia y, a menudo, de un sentimiento de convicción interior que proviene de Dios. Requiere que se la nutra mediante la reflexión, el estudio y la práctica. La lectura de textos espirituales, la participación en el culto comunitario y la observación de los ejemplos de quienes ejemplifican una fe firme son formas de profundizar la fe. Recuerde que mantener la fe requiere acción.

Por otra parte, una buena conciencia requiere del Espíritu de Dios. El Espíritu es la brújula interna que ayuda a distinguir el bien del mal. Es su voz interior la que guía nuestras acciones y decisiones, asegurándose de que estén en consonancia con nuestras creencias morales y éticas. Una buena conciencia fomenta la integridad, la honestidad y la responsabilidad. Estos son rasgos cruciales para generar confianza y respeto en las relaciones y en la sociedad.

Mantener una buena conciencia implica un continuo autoexamen y atención plena. Requiere estar atento a los propios pensamientos y acciones, reconocer cuando se desvían de los valores propios y enmendarlos cuando sea necesario. Este proceso de autoconocimiento y corrección es vital para el crecimiento personal y el desarrollo moral. Para mantener esta fe y una buena conciencia se necesita el Espíritu Santo, el Espíritu de Dios.

La fe y la buena conciencia están profundamente interconectadas. La fe proporciona las creencias y los valores fundamentales que informan la conciencia, mientras que la conciencia garantiza que las acciones de uno sean coherentes con esas creencias. Juntas, crean un equilibrio armonioso que permite a las personas vivir auténticamente y con un propósito en la fe.

Cultivar la fe y una buena conciencia es un esfuerzo que dura toda la vida y requiere intención y esfuerzo.

Nuevamente, Pablo le dice a Timoteo:

Y si no fuere tan presto, para que sepas cómo te conviene conversar en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios vivo, columna y apoyo de la verdad

(1 Timoteo 3:15)

Mantener la fe y una buena conciencia no consiste únicamente en adherirse a códigos religiosos o morales, sino en encarnar los principios que definen nuestra fe en Dios. Implica un compromiso con la integridad personal, la conducta ética y la búsqueda de un propósito superior. Al alimentar la fe y mantener una buena conciencia, podemos llevar una vida que no sólo sea satisfactoria, sino que también contribuya al bien común. En un mundo a menudo acosado por la incertidumbre y la duda moral, estos dos pilares proporcionan una base firme para vivir con la convicción y la compasión del Espíritu Santo.

Para aferrarnos a la fe y a una buena conciencia es necesario que mantengamos nuestra fe en Cristo y vivamos con una conciencia tranquila. Esto significa que debemos actuar de una manera que esté en consonancia con nuestras creencias y nuestra comprensión espiritual.

La fe se refiere aquí a la fe cristiana y a la confianza en las promesas de Dios. Una buena conciencia significa vivir de una manera que no vaya en contra de la convicción del Espíritu Santo.

Cuando rechazamos la convicción del Espíritu Santo, rechazamos o nos apartamos deliberadamente de mantener nuestra fe y nuestra buena conciencia. Esto implica una decisión consciente de abandonar los principios y las enseñanzas de Cristo.

Cuando esto se cumple, habremos naufragado en cuanto a la fe. Esta metáfora sugiere que abandonar la fe y la buena conciencia conduce a la ruina espiritual.

Así como un naufragio es un final desastroso para el barco, rechazar la fe y una buena conciencia tiene como resultado un resultado destructivo para la vida espiritual.

En esencia, Pablo está instando a Timoteo a permanecer firme en su fe y mantener integridad en sus acciones para evitar la caída espiritual que otros han experimentado al abandonar estos principios.

Debemos recordar que Himeneo y Alejandro fueron entregados a Satanás debido a su conducta blasfema.

7 Mas el fin de todas las cosas se acerca: sed pues templados, y velad en oración.

8 Y sobre todo, tened entre vosotros ferviente caridad; porque la caridad cubrirá multitud de pecados.

9 Hospedaos los unos á los otros sin murmuraciones.

10 Cada uno según el don que ha recibido, adminístrelo á los otros, como buenos dispensadores de las diferentes gracias de Dios.

11 Si alguno habla, hable conforme á las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme á la virtud que Dios suministra: para que en todas cosas sea Dios glorificado por Jesucristo, al cual es gloria é imperio para siempre jamás. Amén.

12 Carísimos, no os maravilléis cuando sois examinados por fuego, lo cual se hace para vuestra prueba, como si alguna cosa peregrina os aconteciese;

13 Antes bien gozaos en que sois participantes de las aflicciones de Cristo; para que también en la revelación de su gloria os gocéis en triunfo.

14 Si sois vituperados en el nombre de Cristo, sois bienaventurados; porque la gloria y el Espíritu de Dios reposan sobre vosotros. Cierto, según ellos, él es blasfemado, mas según vosotros es glorificado.

15 Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, ó ladrón, ó malhechor, ó por meterse en negocios ajenos.

16 Pero si alguno padece como Cristiano, no se avergüence; antes glorifique á Dios en esta parte.

17 Porque es tiempo de que el juicio comience de la casa de Dios: y si primero comienza por nosotros, ¿qué será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?

18 Y si el justo con dificultad se salva; ¿á dónde aparecerá el infiel y el pecador?

19 Y por eso los que son afligidos según la voluntad de Dios, encomiéndenle sus almas, como á fiel Criador, haciendo bien

(1 Pedro 4:7-19)

Iglesia de Dios, para que podamos mantener la fe, debemos mantenerla ahora. Nuestra fe debe ponerse en acción para tener el testimonio de Pablo. Nuevamente, Pablo le dijo a Timoteo:

He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe:

(2 Timoteo 4:7)

Cuando todo esté dicho y hecho, nuestro análisis final de nosotros mismos debería ser, ¡he guardado la fe! Recuerde, antes de que podamos decir “He guardado la fe,” ¡debemos ser hallados “Manteniendo la fe”!

A esta 119na Asamblea General de La Iglesia de Dios, que Dios les bendiga es siempre mi oración.