¿Sientes que has batallado este año pasado? Tal vez te has enfrentado a tiempos extremadamente difíciles? Tal vez has sido agobiado? Tal vez has tropezado o tal vez tú has sido el que has creado una piedra de tropiezo? Permíteme ser claro: no importa por lo que hayas pasado o por lo que estés pasando, Dios quiere que sepas que tú eres digno. Tú eres digno de todas Sus molestias y angustias. Él te conocía antes de que nacieras y dijo amorosamente y todavía dice: “Tú lo vales.”
Al mismo tiempo que recibimos las palabras amorosas de Dios, el Espíritu también nos alienta a arreglar nuestras faltas o las áreas en nuestras vidas que necesitan atencion. Si oras y escuchas atentamente, el Espíritu te dará ayuda. Recuerda, “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios” (Romanos 8:14). El Espíritu nos llevara a la perfección. Una vez al permitir que Cristo comience a reparar aquellas áreas en nuestras vidas que están rotas y deshechas, entonces podemos comenzar a replandecer la luz de Jesús en este mundo oscuro, perdido y sediento.
¡Para que podamos realizar el trabajo de estos últimos días, debemos entender que somos dignos! Incluso el profeta Isaías se sintió indigno e inmundo.
Entonces dije: Ay de mí! que soy muerto; que siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas: Y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado.
Isaías 6:5-7 (RVA)
Podemos sentirnos inadecuados e indignos, pero el Señor ha enviado al Espíritu Santo para alentarnos, empoderarnos y animarnos para la obra. Por lo tanto; ¡Es hora de que superemos! Es hora de poner al enemigo en su lugar. Es hora de caminar en la victoria. Es hora de vivir en victoria. Es hora de ser victorioso. ¿Por qué? Porque tú eres digno.
Cuando aceptemos y entendamos de quién somos, entonces comenzaremos a ver a los perdidos, a los viles y a los desdichados con el mismo amor que Cristo tiene; veremos que valen la pena. Valen nuestro tiempo y energía. Valen nuestro amor y preocupación. Ellos son dignos de nuestra inconveniencia.
¿Recuerdas la escritura de Juan? Sé que si, la has escuchado una y otra vez:
Para que todo aquel que en él creyere, no se pierda, sino que tenga vida eterna. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios á su Hijo al mundo, para que condene al mundo, mas para que el mundo sea salvo por él.
Juan 3:15-17 (RVA)
Hemos vivido bajo el privilegio que Dios ha provisto durante demasiado tiempo. Debemos entender y abrazar la totalidad de la Palabra. Creer el libro bendito. Arraigarnos en el. Respíralo. Debemos dejar de aceptar el bueno así se hace, los servicios sin resplandor. No esperes lo peor, espera la divina voluntad de Dios. ¡Dios es grande! Él proporciona abundancia. Él suple todo lo que necesitamos. ¿Saldrás de tu área de comodidad por un alma perdida ?; ¿Pararas tu rutina normal para buscar al necesitado? Vivir (habitar) en un terreno más alto.
Nuevamente, tenemos poco tiempo para resolver nuestros problemas. Estamos escuchando la advertencia, así como el llamado a Macedonia. Debemos ser la luz que Dios desea brillar y enviar. No podemos ser como una ligera brisa cálida; Debemos movernos en Su Espíritu como el poderoso viento que corre. Juntos podemos ser ese ejército poderoso que canta las alabanzas y la gloria del Padre y del Hijo con el poder y la unción del Espíritu Santo.
Atiende el llamado a la perfección. Alcanza el potencial de Dios. Entiéndelo de todo corazón y luego abrázalo con toda tu mente: Dios te está diciendo: “¡Tú Eres Digno!”
Publicado originalmente en los números de octubre de 2018 de “Levántate Resplandece”.