Euangelion

Evangelizar es proclamar las buenas nuevas de la salvación. Evangelismo proviene de la palabra griega, Euangelion. Esta palabra significa literalmente “evangelio” o difundir el evangelio de Jesucristo. Es una palabra de acción; entonces, para que podamos evangelizar, debemos estar disponibles de salir (fuera de nuestra zona de comodidad). ¿De qué otra manera podremos llegar a esas almas perdidas y moribundas, que todavía necesitan escuchar el mensaje completo? No es suficiente que digamos las cosas correctas, debemos estar dispuestos a vivir en voz alta, sin vergüenza, lo que sabemos de la verdad de la Santa Palabra de Dios. ¿Te das cuenta de que tú puedes ser la única Biblia que algunos leerán?

Si nuestras casas espirituales están en orden, entonces hemos sido llamados a estar vivos y a ofrecernos como sacrificio aceptable a Dios. ¿Cómo podemos esperar ser eficaces en nuestros esfuerzos de evangelismo si no tenemos vida ni celo dentro de nosotros?

Esto me recuerda el relato de la Biblia del Valle de los Huesos Secos. Ya es hora, hijos de Dios, de que nos levantemos y seamos luces en este mundo oscuro. No debemos sentir que se ha perdido toda esperanza y usar la excusa de que, por ser tan pequeños, no seremos eficaces. Hay verdad en la afirmación de que nosotros, dentro de nosotros mismos, no seremos eficaces. Sólo mediante el Espíritu de Dios Todopoderoso y mediante el poder del Espíritu Santo podremos lograr cualquiera de nuestros esfuerzos. Es en Él que vivimos, nos movemos y tenemos nuestro propio ser. Él sopló vida en nuestras vidas, tal como lo hizo en el valle de los huesos secos y ¿adivina qué? ¡Esos huesos se levantaron y VIVIERON! Si queremos ver a aquellos en este mundo, que están completamente atados, decadentes, fríos e indiferentes, llenos de odio y amargura, cobrar vida y levantarse, tenemos que ser animados nosotros mismos. Necesitan ver a Jesús dentro de nosotros, Aquel mismo que nos dio nuestra razón de vivir. Nunca limites a Dios, porque Él tiene el poder y la capacidad de limpiar incluso al pecador más vil. No depende de nosotros elegir quién creemos que será o debería ser salvo. Nuestra responsabilidad es ser un vaso que el Señor pueda usar. Sé esa luz en la oscuridad, porque hay almas que necesitan despertar y surgir de la densa oscuridad que las rodea.

“1 Y LA mano de Jehová fué sobre mí, y sacóme en espíritu de Jehová, y púsome en medio de un campo que estaba lleno de huesos. 2 E hízome pasar cerca de ellos por todo alrededor: y he aquí que eran muy muchos sobre la haz del campo, y por cierto secos en gran manera. 3 Y díjome: Hijo del hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: Señor Jehová, tú lo sabes. 4 Díjome entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oid palabra de Jehová. 5 Así ha dicho el Señor Jehová á estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis. 6 Y pondré nervios sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová. 7 Profeticé pues, como me fué mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor, y los huesos se llegaron cada hueso á su hueso. 8 Y miré, y he aquí nervios sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrío por encima de ellos: mas no había en ellos espíritu. 9 Y díjome: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo del hombre, y di al espíritu: Así ha dicho el Señor Jehová: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán. 10 Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies, un ejército grande en extremo. 11 Díjome luego: Hijo del hombre, todos estos huesos son la casa de Israel. He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del todo talados. 12 Por tanto profetiza, y diles: Así ha dicho el Señor Jehová: He aquí, yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré á la tierra de Israel. 13 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando abriere vuestros sepulcros, y os sacare de vuestras sepulturas, pueblo mío. 14 Y pondré mi espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo Jehová hablé, y lo hice, dice Jehová” (Ezequiel 37:1-14).

Dios le mostró a Su pueblo una y otra vez que no era por su fuerza, no era por su poder, sino que era por Su Espíritu que vivirían y podrían poseer la tierra que Él había prometido. ¿Reconoces que hoy nos pasa lo mismo? No podemos confiar en nuestra propia capacidad de evangelizar; Necesitamos que Su Espíritu sople sobre nosotros y nos dé exactamente lo que debemos decir o hacer. ¡Estate vivo! ¡Estate disponible! 

 “Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados una casa espiritual, y un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, agradables á Dios por Jesucristo” (1 Pedro 2:5).

Efesios 2:1-22 también dice, “1 Y DE ella recibisteis vosotros, que estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2 En que en otro tiempo anduvisteis conforme á la condición de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora obra en los hijos de desobediencia: 3 Entre los cuales todos nosotros también vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos; y éramos por naturaleza hijos de ira, también como los demás. 4 Empero Dios, que es rico en misericordia, por su mucho amor con que nos amó, 5 Aun estando nosotros muertos en pecados, nos dió vida juntamente con Cristo; por gracia sois salvos; 6 Y juntamente nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los cielos con Cristo Jesús, 7 Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. 8 Porque por gracia sois salvos por la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios: 9 No por obras, para que nadie se gloríe. 10 Porque somos hechura suya, criados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó para que anduviésemos en ellas. 11 Por tanto, acordaos que en otro tiempo vosotros los Gentiles en la carne, que erais llamados incircuncisión por la que se llama circuncisión, hecha con mano en la carne; 12 Que en aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la república de Israel, y extranjeros á los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. 13 Mas ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. 14 Porque él es nuestra paz, que de ambos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación; 15 Dirimiendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos en orden á ritos, para edificar en sí mismo los dos en un nuevo hombre, haciendo la paz, 16 Y reconciliar por la cruz con Dios á ambos en un mismo cuerpo, matando en ella las enemistades. 17 Y vino, y anunció la paz á vosotros que estabais lejos, y á los que estaban cerca: 18 Que por él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. 19 Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino juntamente ciudadanos con los santos, y domésticos de Dios; 20 Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo; 21 En el cual, compaginado todo el edificio, va creciendo para ser un templo santo en el Señor: 22 En el cual vosotros también sois juntamente edificados, para morada de Dios en Espíritu.”

Cada uno de nosotros hemos conocido, en algún momento de nuestras vidas, lo que es estar completamente muertos en nuestros pecados. Caminamos según la carne y deseamos las cosas de este mundo. Se necesitó la sangre de Cristo para limpiarnos y vivificarnos (o darnos vida) en Él. Sólo por Su poder podemos llegar a ser un Cuerpo, trabajando juntos como le agrada al Padre. Jesús dejó muy claro en el libro de Juan que Él no sólo tiene el poder de resucitar a los muertos físicamente, sino que también puede dar vida a los que están espiritualmente muertos. Debes oír y creer, no sólo en Cristo, sino en el Padre que Lo envió. Sólo ellos son la fuente misma de la vida eterna.

“24 De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me ha enviado, tiene vida eterna; y no vendrá á condenación, mas pasó de muerte á vida. 25 De cierto, de cierto os digo: Vendrá hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios: y los que oyeren vivirán. 26 Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así dió también al Hijo que tuviese vida en sí mismo:” (Juan 5:24-26).

Si estamos vivos y resucitados en Cristo, entonces la muerte no es más que una puerta. Ahora tenemos vida eterna y ya no tenemos que temer la muerte física. ¡¡¡Debe ser un gran consuelo saber que para un hijo de Dios vivir es en Cristo y morir es ganancia!!!

“Que si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así que, ó que vivamos, ó que muramos, del Señor somos” (Romanos 14:8). 

Quiero animar a cada uno a entrar en el verdadero espíritu de evangelismo porque el tiempo se acerca y hay almas que necesitan despertar y levantarse. No te quedes sentado y pierdas la oportunidad de ser una luz para un alma perdida. ¡No sé ustedes, pero yo estoy listo para ver a los que están muertos volver a la vida! Trabajemos juntos, con nuestras casas en orden.